18 de septiembre de 2014

La despensa de la Ardilla Roja

La nueva estación se acerca. Se percibe por todos los rincones animado por las últimas lluvias del verano procedentes de una borrasca que se ha colocado al oeste de la Península Ibérica desde hace unos días. Los vientos del sur traen numerosas lluvias, transformando el paisaje con sus aromas y colores, preparándose para el otoño.
Uno de los animales que ya lo empieza a notar es la Ardilla Roja (Sciurus vulgaris). En un claro del bosque donde abundan los nogales, encontramos una Ardilla en el suelo correteando de un lado para otro. En un momento dado, asciende por el tronco de uno de los nogales hasta lo más alto de la copa.
Es curioso ver cómo va ascendiendo hasta lo más alto del árbol, donde las ramas son más finas, distribuyendo su peso apoyándose en varias ramillas para no romperlas.

Allí arranca una nuez y desciende de nuevo hasta el suelo cabeza abajo y siguiendo una trayectoria sinuosa a lo largo del tronco.

Se dirige hacia un gran pino donde posiblemente tenga su nido y donde se siente más segura, para comerse el preciado fruto tranquilamente. Después de repetir la escena varias veces, nuestra ardilla recolecta varios frutos del nogal y los introduce en huecos de la corteza de su pino; ésta es su particular despensa para el invierno.

En una de las ramas del pino, desprende la cobertura exterior del fruto con los dientes.

Sujeta el alimento con sus patas delanteras.

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