23 de septiembre de 2018

Berrea del Ciervo


Este fin de semana fui a la Sierra de la Culebra en Zamora con la intención de escuchar la berrea del ciervo, uno de los acontecimientos más espectaculares de estos días en la naturaleza a las puertas del otoño. Los machos emiten sonidos guturales en una lucha sonora que demuestra el poder de cada individuo en un determinado territorial y llevarse un harén de hembras. 


Ayer la luna casi creciente iluminaba la noche. Desde las calles del pueblo se escuchaban los berridos en el monte, hacia las laderas de la sierra. Pero estaban demasiado lejos para poder grabarlos. Debía acercarme un poco más. Para no ser reconocido y alterar lo menos posible, decidí adentrarme por el monte en bicicleta. Cogí una pequeña linterna (de noche puede hacer falta…), la cámara de vídeo (tiene un micro realmente sensible), un zurrón para llevar la cámara y hala, con la bici para el monte. Eran las once y media de la noche. La intensa luz de luna me iluminaba el camino; No hacía falta la linterna! Además, me conozco los caminos bastante bien. Cogía los caminos adecuados para acercarme a la zona donde se escuchaban los ciervos. Cuando me encontré lo bastante cerca de uno para poder ser recogido con claridad por la cámara, me oculté en la sombra que la luz de la luna formaba en un roble y esperé un rato. Se oían unos pasos sobre la hierba seca que venían hacia mi. Supuse que era un ciervo. Comencé a grabar. Tuve que apagar los leds de la cámara que avisan que está en modo  Rec. Cada vez estaba más cerca. Se detuvo. Pude ver entre las ramas del roble una silueta de un enorme Ciervo. En ese momento, otro pretendiente berrea a lo lejos. Es el momento de que el que tengo más cerca haga lo propio como respuesta… Y ahí está, un enorme bramido a escasos metros!! Pude percibir cómo el intenso sonido se alejaba hacia todos los rincones del monte con un leve eco. Fueron unos instantes impresionantes. Allí estaba yo en mitad del monte, a la sombra de un roble de la luz de luna, con una cámara, una pequeña linterna (que no utilicé) y una bici. Cuando se alejó, pude salir de mi escondite. Un auténtico regalo que me brindó ayer la Naturaleza!!



18 de junio de 2018

Parejita de Lagarto Ocelado

El Lagarto Ocelado (Timon lepidus) es el más común de los lagartos ibéricos. En cuanto a tamaño, puede llegar a medir hasta 70 cm., convirtiéndose en el más grande de los lagartos europeos.
Su color predominante es verde, con dos franjas de ocelos azules en el dorso muy características, rodeados cada uno de ellos por un círculo negro. Estos manchas están también presentes en las hembras, sin embargo, son de menor tamaño.
El dorso está moteado con manchas negras.
El macho presenta una cabeza mayor que la hembra, de aspecto robusto. La hembra es más pequeña.

Está presente en toda la Península Ibérica, excepto en la cornisa cantábrica. Está asociado a climas mediterráneos. Se le puede encontrar en todo tipo de biótopos, incluso en zonas urbanas semiabandonadas. Prefiere las zonas con poca cobertura vegetal, con zonas algo elevadas donde tomar el sol. Muy fácil de localizar en muros que separen fincas, caminos, etc.

En invierno permanece aletargado. Ocupan territorios grandes que los machos defienden en primavera con bastante agresividad entre ellos. La cópula también resulta agresiva, mordiendo el macho a la hembra desde la cola hasta el costado mientras introduce uno de sus hemipenes en la cloaca de su compañera. En junio la hembra hace la puesta de los huevos, en número entre 15-20, en un nido previamente excavado por ella. Al cabo de unos 3-5 meses, hacia septiembre-octubre, se produce la eclosión.

Su alimentación se puede decir que es omnívora. Se alimenta sobre todo de insectos, pero también de pequeños pollos de aves, roedores, otros lagartos, huevos...Incluso algunos frutos.

A pesar de su aspecto corpulento, es capaz de desplazarse velozmente e incluso de trepar con agilidad. Para evitar ser atacado por sus depredadores, es capaz de deshacerse de la cola por una zona entre las vértebras, como el resto de los lagartos, no suponiendo ningún peligro para él, ya que producirá otra cola.
Las mandíbulas son fuertes y la mordedura puede ser muy dolorosa, sobre todo en individuos adultos, no soltando fácilmente. Es esquivo y no deja acercarse fácilmente.

Ha sufrido un descenso poblacional en los últimos años. Su longevidad puede llegar hasta los 5-6 años.

Pareja de Lagarto Ocelado tomando el sol sobre unos troncos de Chopo.