Por parte del hombre tienen mayor aceptación a las aves y los mamíferos, dejando de un lado a los herpetos, no prestando el interés que se merecen. Esto puede ser debido al desconocimiento y a estereotipos prefijados relacionados con leyendas y mitos hacia estas especies, que se las tiene por dañinas, indeseables o peligrosas.
Una de estas especies son los sapos. Sobre estos animales pesan innumerables leyendas que les nombran como seres con poderes mágicos y venenosos. Se han dicho cosas como que cuando un sapo te toca no creces más o que si te escupen a los ojos te quedas ciego, cuando bilogógicamente son incapaces de escupir. En otras culturas se le han relacionado con brujas. Tradicionalmente se le ha rechazado por todo ello y posiblemente también por su aspecto. Los agricultores mal informados les matan cuando acceden a sus fincas, cuando en realidad son su perfecto aliado, ya que contribuye a la erradicación de muchos insectos, gusanos, etc, al formar parte de su dieta. Para el hombre son totalmente inofensivos.
En las noches lluviosas de primavera es muy común observarlos en sus desplazamientos entre diversos lugares para realizar la puesta, pues en esta época es cuando tiene lugar la reproducción. Muchos de ellos, como el Sapo Corredor, abundante en casi toda España (falta en parte de Asturias y Cantabria), realiza la puesta en cualquier lugar con algo de agua, incluído los charcos de lluvia. Esto hace que en muchas ocasiones le encontremos por las calles de los pueblos atropellados por los coches, como el de la fotografía.
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